El chico en mi cama
El rubio guapo que en un acto de caballerosidad se levantó para darme su asiento, bailó conmigo y me coqueteó por horas antes de pedirme un beso. Ha estado 24 horas conmigo, pero no recuerda como llegó a mi cama, se pasó la noche abrazado a mi, pero no recuerda mi nombre. Aunque el alcohol borro esos recuerdos de su memoria no me parece una tragedia sino un regalo, tengo 24 horas solo para mi en la memoria, llenas de locuras, diversión, besos, miradas, sonrisas, conversaciones, abrazos y caricias; no se lo dije, pero me gusta. Hace mucho no me sentía así, tranquila, segura. Me recordó aquello de las historias perfectas, sin tiempo, sin repetición, sin segundas partes, solo dos desconocidos que debían encontrarse.
